MOLINOS MANCHEGOS EN CARACAS.
Poca gente sabe de las incursiones de los piratas ingleses en tierras venezolanas. Sólo sitios geográficos como Margarita, Cumaná, o el río Orinoco, son relacionados, por algunos pocos, con la presencia de los bucaneros en nuestra patria. Específicamente, nos resulta familiar el nombre de Walter Raleigh.
Muy poca gente sabe que Caracas, la ciudad capital, fue invadida por un grupo de corsarios, allá por el año de 1.595.
No me pregunten cómo (no había radio, TV, teléfono o celular) pero Caracas quedó desierta, al enterarse su población de la llegada de un grupo de piratas comandados por Amyas Preston. Partiendo de Caraballeda (fundada por Diego de Losada en honor de la patrona de su pueblo, la Virgen de Carballeda) estos corsarios se adentraron por unas de las picas que remontaban el Ávila y llegaron a Caracas (el Camino de los Españoles vendría muchos años después).
Como ya lo mencioné, Caracas quedó desierta, a no ser por la presencia de un personaje que parecía salido de una novela de caballería. Montado sobre su caballo, con armadura, yelmo y lanza en ristre, Don Alonso Andrea de Ledesma salió al paso de estos filibusteros.
Ledesma era uno de los capitanes del ejercito español que acompañó a Diego de Losada en su misión de reducir a los indios del Valle de Caracas. Estos oponían férrea resistencia a la presencia de los conquistadores españoles. De hecho, cuando Losada, en 1.567, funda a Santiago de León de Caracas, lo hace cuidando de no ocupar las tierras del cacique Chacao, quien había presentado fuerte batalla y gran habilidad en el arte de la escaramuza.
El caballero Ledesma cargó contra la tropa mercenaria que se acercaba a Caracas. De más está decir que rápidamente fue muerto por un contrincante que lo superaba en cantidad y armamento. Cuando le quitaron el yelmo, los hombres de Preston descubrieron que se trataba de un anciano (tenía 58 años) y no pudieron mas que maravillarse por el arrojo de este “solitario caballero de triste figura” Tanto fue así, que el propio Amyas Preston ordenó enterrarlo rindiéndole los máximos honores que tan noble guerrero pudiera merecer.
Recordando que el próximo año se cumplen 400 años de la aparición de la novela “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, bueno es que los venezolanos sepamos que nosotros también tuvimos a un hidalgo caballero que enfrentó con un inconmensurable valor “los gigantescos molinos que ponían en peligro la seguridad de su ciudad”.
Este hecho histórico fue recogido en el libro “El caballo de Ledesma” del escritor trujillano Mario Briceño Iragorry (1.897 – 1.958). Monte Ávila Editores ya lleva 3 ediciones.
Fuentes: -LA HUELLA ESPAÑOLA
-MARIO BRICEÑO IRAGORRY
Muy poca gente sabe que Caracas, la ciudad capital, fue invadida por un grupo de corsarios, allá por el año de 1.595.
No me pregunten cómo (no había radio, TV, teléfono o celular) pero Caracas quedó desierta, al enterarse su población de la llegada de un grupo de piratas comandados por Amyas Preston. Partiendo de Caraballeda (fundada por Diego de Losada en honor de la patrona de su pueblo, la Virgen de Carballeda) estos corsarios se adentraron por unas de las picas que remontaban el Ávila y llegaron a Caracas (el Camino de los Españoles vendría muchos años después).
Como ya lo mencioné, Caracas quedó desierta, a no ser por la presencia de un personaje que parecía salido de una novela de caballería. Montado sobre su caballo, con armadura, yelmo y lanza en ristre, Don Alonso Andrea de Ledesma salió al paso de estos filibusteros.
Ledesma era uno de los capitanes del ejercito español que acompañó a Diego de Losada en su misión de reducir a los indios del Valle de Caracas. Estos oponían férrea resistencia a la presencia de los conquistadores españoles. De hecho, cuando Losada, en 1.567, funda a Santiago de León de Caracas, lo hace cuidando de no ocupar las tierras del cacique Chacao, quien había presentado fuerte batalla y gran habilidad en el arte de la escaramuza.
El caballero Ledesma cargó contra la tropa mercenaria que se acercaba a Caracas. De más está decir que rápidamente fue muerto por un contrincante que lo superaba en cantidad y armamento. Cuando le quitaron el yelmo, los hombres de Preston descubrieron que se trataba de un anciano (tenía 58 años) y no pudieron mas que maravillarse por el arrojo de este “solitario caballero de triste figura” Tanto fue así, que el propio Amyas Preston ordenó enterrarlo rindiéndole los máximos honores que tan noble guerrero pudiera merecer.
Recordando que el próximo año se cumplen 400 años de la aparición de la novela “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, bueno es que los venezolanos sepamos que nosotros también tuvimos a un hidalgo caballero que enfrentó con un inconmensurable valor “los gigantescos molinos que ponían en peligro la seguridad de su ciudad”.
Este hecho histórico fue recogido en el libro “El caballo de Ledesma” del escritor trujillano Mario Briceño Iragorry (1.897 – 1.958). Monte Ávila Editores ya lleva 3 ediciones.
Fuentes: -LA HUELLA ESPAÑOLA
-MARIO BRICEÑO IRAGORRY
4 COMENTARIOS:
cada día se aprende algo nuevo
Que buena historia :-)
Buenísimo el relato.... y ese Caballero Ledezma, de seguro habrá dejado algunos "genes" regados por ahí... al igual que el Cacique Chacao....
Creo que debemos indagar màs sobre esta historìa y difundirla màs, pues tiene que ver con nuestras propias raices y lo que somos capaces de hacer los venezolanos.
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