DE PERFUMES, INCIENSOS Y BOTAFUMEIROS
Quienes hayan leído el libro EL PERFUME, de Patrick Süskind, recordarán que el autor desarrolla una trama en torno a que, todo en esta vida tiene un olor que lo individualiza y, por consiguiente, lo hace único. Tempranamente nos hace saber que, quien no tiene olor, resulta extraño y hasta es rechazado. Situación esta que le toca vivir a su protagonista, Jean Baptiste Grenouille, quien desde que era un bebe había sido rechazado hasta por las nodrizas, sin nadie saber, a ciencia cierta, el porqué de la aversión. Siendo la razón (desconocida hasta para el propio afectado) el que careciese de olor corporal alguno.
En contraposición, Grenouille tenía un olfato excepcional que le permitía fabricar perfumes capaces de transmitir las más disímiles emociones. Y por ahí sigue la novela. Ahora bien, ¿qué es el perfume? Todos lo definimos como un olor. Un olor agradable. E inmediatamente, vamos y lo relacionamos con un aroma cautivante que es despedido por un líquido que se volatiza, una fragancia, una colonia. Pero si vamos a las raíces etimológicas de la palabra perfumar, nos encontraremos con PER= a través, y FUMAR= hacer humo.
Y es que la primera manifestación de aromas, logrados artificialmente por el hombre, se encuentra en la quema de cortezas de árboles, resinas, flores o hierbas. Y la primera manifestación de un humo aromático, la encontramos en el incienso. Del latín incensum (encendido) fue usado desde épocas remotas en rituales mágico-religiosos. El incienso era utilizado, específicamente, para agasajar a los dioses. Este particular uso, puede dar una idea de lo difícil que resultaba conseguir el mismo y cuan preciado era en aquel entonces.
La primera referencia escrita que se tiene sobre el uso religioso del incienso se encuentra en la época de los faraones. La data resulta tan remota como 5.000 años A de C. En aquel entonces, el incienso era traído de Sudán y Etiopía , siendo extraído del árbol Boswellia Thurifera. También, parece haber venido de Arabia. En el Génesis se hace mención a que los ismaelitas (mercaderes que compraron a José –el de los sueños- como esclavo) transportaban hacia Egipto estoraque, ládano, bálsamo y cáscaras resinosas. Existen representaciones jeroglíficas del árbol del incienso que lo asemejan más con el olíbano (aceite del Líbano) del árbol Styrax Bensoina. En todo caso, el incienso es una goma-resina obtenida de la corteza de estos árboles que despide un agradable olor al ser quemada.
En la religión judía, la quema del incienso reviste un carácter de fuerte significación para los creyentes. No se le da un uso diferente al de la ofrenda. En la festividad del IOM KIPUR, la ofrenda del incienso forja un fuerte vínculo de unión o acercamiento a Dios. Esta ofrenda es realizada por el Sumo Sacerdote (Cohen Hagadol) y es realizada, específicamente, en el Templo (Sancto Sanctuorum). La misma representa una manifestación externa del crecimiento espiritual del creyente. No en balde, la ofrenda del incienso es conocida como KETÓRET; palabra de origen arameo que significa conexión. Un hecho muy curioso es que el incienso del KETÓRET consta de 11 perfumes o especias. Diez de agradable fragancia, pero la onceava (proveniente del gálbano) es altamente desagradable. Dicha fragancia representa la elevación del mal hacia el reino de lo sagrado. Esto está también reflejado en El Talmud cuando expresa: todo ayuno colectivo que no incluya a los pecadores de Israel no es ayuno. Resulta curioso también, que de acuerdo con la Kabalá, el número once es asociado con las fuerzas del mal.
El budismo tibetano y el shintoismo japonés también utilizan el incienso como ofrenda religiosa.
En la religión católica, el incienso no hizo su aparición sino hasta el Siglo IV D de C. Se dice que su introducción obedeció a la necesidad de disminuir o disfrazar el olor de los cadáveres dentro de los templos. En la antigüedad, los miembros más importantes de la comunidad cristiana eran enterrados en nichos excavados en el piso de la iglesia del pueblo o la ciudad. Sirva recordar, que en la Catedral de Caracas reposan los restos de los padres y la esposa del Libertador. Tan honrosa distinción, obedeció a la prominente posición social que tenía la mantuana familia de los Bolívar y no por su destacada labor personal en pos de la independencia del país. Situación esta que ocurriría con posterioridad a la muerte y entierro de tales familiares.
Hoy por hoy, en la celebración de la eucaristía, el incienso es utilizado para manifestar la adoración a Dios. Específicamente se utiliza para la bendición de esposos, cruces e imágenes de veneración pública, campanas, cementerios y en el Víacrucis.
El sacerdote administra la bendición mediante el movimiento pendular de un incensario o turíbulo, que no es más que un pequeño brasero metálico en donde se quema incienso y que está suspendido por unas cadenas.
El incensario más famoso del mundo se encuentra en la Catedral de Santiago de Compostela. Es conocido como el Botafumeiro. Se trata de un gran incensario que pesa unos 53 kilogramos y que mide (con su estructura de suspensión incluida) cerca de 1,60 metros. Ocho hombres vestidos con túnicas rojas y conocidos como los tiraboleiros son los encargados de dar al botafumeiro su movimiento pendular a lo largo del corredor de la nave. Se dice que alcanza una velocidad de 80 Kms/hora al pasar por el centro de la nave. Quienes hayan podido ver el domingo la TVE, sin duda habrán podido ver al botafumeiro en plena acción.
Ah, se me olvidaba, la palabra tiraboleiro, MAGOO, viene del latín thuribulum, que significa lanzador de humo. Porsia, tú sabes.
FUENTES:
-EL PERFUME EN EL ANTIGUO EGIPTO
-EL KETORET EN LA BIBLIA
-EL INCIENSO. ¿TIENE CABIDA EN LA ADORACIÓN VERDADERA?
-EL BOTAFUMEIRO
En contraposición, Grenouille tenía un olfato excepcional que le permitía fabricar perfumes capaces de transmitir las más disímiles emociones. Y por ahí sigue la novela. Ahora bien, ¿qué es el perfume? Todos lo definimos como un olor. Un olor agradable. E inmediatamente, vamos y lo relacionamos con un aroma cautivante que es despedido por un líquido que se volatiza, una fragancia, una colonia. Pero si vamos a las raíces etimológicas de la palabra perfumar, nos encontraremos con PER= a través, y FUMAR= hacer humo.
Y es que la primera manifestación de aromas, logrados artificialmente por el hombre, se encuentra en la quema de cortezas de árboles, resinas, flores o hierbas. Y la primera manifestación de un humo aromático, la encontramos en el incienso. Del latín incensum (encendido) fue usado desde épocas remotas en rituales mágico-religiosos. El incienso era utilizado, específicamente, para agasajar a los dioses. Este particular uso, puede dar una idea de lo difícil que resultaba conseguir el mismo y cuan preciado era en aquel entonces.
La primera referencia escrita que se tiene sobre el uso religioso del incienso se encuentra en la época de los faraones. La data resulta tan remota como 5.000 años A de C. En aquel entonces, el incienso era traído de Sudán y Etiopía , siendo extraído del árbol Boswellia Thurifera. También, parece haber venido de Arabia. En el Génesis se hace mención a que los ismaelitas (mercaderes que compraron a José –el de los sueños- como esclavo) transportaban hacia Egipto estoraque, ládano, bálsamo y cáscaras resinosas. Existen representaciones jeroglíficas del árbol del incienso que lo asemejan más con el olíbano (aceite del Líbano) del árbol Styrax Bensoina. En todo caso, el incienso es una goma-resina obtenida de la corteza de estos árboles que despide un agradable olor al ser quemada.
En la religión judía, la quema del incienso reviste un carácter de fuerte significación para los creyentes. No se le da un uso diferente al de la ofrenda. En la festividad del IOM KIPUR, la ofrenda del incienso forja un fuerte vínculo de unión o acercamiento a Dios. Esta ofrenda es realizada por el Sumo Sacerdote (Cohen Hagadol) y es realizada, específicamente, en el Templo (Sancto Sanctuorum). La misma representa una manifestación externa del crecimiento espiritual del creyente. No en balde, la ofrenda del incienso es conocida como KETÓRET; palabra de origen arameo que significa conexión. Un hecho muy curioso es que el incienso del KETÓRET consta de 11 perfumes o especias. Diez de agradable fragancia, pero la onceava (proveniente del gálbano) es altamente desagradable. Dicha fragancia representa la elevación del mal hacia el reino de lo sagrado. Esto está también reflejado en El Talmud cuando expresa: todo ayuno colectivo que no incluya a los pecadores de Israel no es ayuno. Resulta curioso también, que de acuerdo con la Kabalá, el número once es asociado con las fuerzas del mal.
El budismo tibetano y el shintoismo japonés también utilizan el incienso como ofrenda religiosa.
En la religión católica, el incienso no hizo su aparición sino hasta el Siglo IV D de C. Se dice que su introducción obedeció a la necesidad de disminuir o disfrazar el olor de los cadáveres dentro de los templos. En la antigüedad, los miembros más importantes de la comunidad cristiana eran enterrados en nichos excavados en el piso de la iglesia del pueblo o la ciudad. Sirva recordar, que en la Catedral de Caracas reposan los restos de los padres y la esposa del Libertador. Tan honrosa distinción, obedeció a la prominente posición social que tenía la mantuana familia de los Bolívar y no por su destacada labor personal en pos de la independencia del país. Situación esta que ocurriría con posterioridad a la muerte y entierro de tales familiares.
Hoy por hoy, en la celebración de la eucaristía, el incienso es utilizado para manifestar la adoración a Dios. Específicamente se utiliza para la bendición de esposos, cruces e imágenes de veneración pública, campanas, cementerios y en el Víacrucis.
El sacerdote administra la bendición mediante el movimiento pendular de un incensario o turíbulo, que no es más que un pequeño brasero metálico en donde se quema incienso y que está suspendido por unas cadenas.
El incensario más famoso del mundo se encuentra en la Catedral de Santiago de Compostela. Es conocido como el Botafumeiro. Se trata de un gran incensario que pesa unos 53 kilogramos y que mide (con su estructura de suspensión incluida) cerca de 1,60 metros. Ocho hombres vestidos con túnicas rojas y conocidos como los tiraboleiros son los encargados de dar al botafumeiro su movimiento pendular a lo largo del corredor de la nave. Se dice que alcanza una velocidad de 80 Kms/hora al pasar por el centro de la nave. Quienes hayan podido ver el domingo la TVE, sin duda habrán podido ver al botafumeiro en plena acción.
Ah, se me olvidaba, la palabra tiraboleiro, MAGOO, viene del latín thuribulum, que significa lanzador de humo. Porsia, tú sabes.
FUENTES:
-EL PERFUME EN EL ANTIGUO EGIPTO
-EL KETORET EN LA BIBLIA
-EL INCIENSO. ¿TIENE CABIDA EN LA ADORACIÓN VERDADERA?
-EL BOTAFUMEIRO
4 COMENTARIOS:
Bien interesante. Tambien esto de la etimologia de la palabra, obvio no... per-fume pero uno no se da cuenta si no lo lee.
Me lei el libro de Suskind, me gusto mucho, aquello de q tenia q haber algo malo con un bebe q no tuviese olor alguno...
Fulgeos intellecto par kbulla mentis!
Cognus!
Hay cosas que uno olvida, pues no aparecen en tu blog, MAGOO.
No recordaba que habías sido monaguillo, en la iglesia de Pagüita, en la época en que la eucaristía se celebraba en latín.
MALÉFICA: sobre las fotos que piensa publicar TOPOCHO, hago de tu conocimiento que, después de la foto de la poceta, ya nada me asombra.
Tal parece que donde pernoctaste, consumen al momento de "la once", el pan de colisa en lugar del de Tunja. ¡Ah mundo!
Es increíble, mi querido, Caballero (DdsC), nunca pierde usted su capacidad de asombrarme y deleitarme con sus escritos.
Que recorrido tan maravilloso por el mundo de los olores. Poco falto para recordar las manzanas de Sondovavishnia.
Intervengo en el campo que me compete. En la religión católica incensar indica adoración a DIOS, pero también simboliza la ofrenda de olor agradable de nuestras vidas en gracia al Creador, también se simboliza como el ideal de nuestras oraciones que suben con olor agradable al Padre. Se utiliza para perfumar el altar al inicio de la Celebración de la Eucaristía, para perfumar las ofrendas que se convertirán en el cuerpo y la sangre de Cristo, durante la Adoración al Santísimo Sacramento y durante algunas procesiones.
Hablando del Botafumeiro de Santiago de Compostela, le faltó mencionar lo impactante de la física de su construcción y funcionamiento y el significado de su por qué?
Siempre suya
LG
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