DE LA MAGIA DE GUAYANA A LA PIRÁMIDE CARAQUEÑA.

Guayana, como toda Venezuela, es tierra de hermosas mujeres. Pero en Guayana la leyenda de su hermosura ha quedado plasmada en la prosa del trovador. Hay una canción, cuya letra advierte al forastero del hechizante embrujo de las mujeres de esta región:

Llegando a Ciudad Bolívar, me dijo una guayanesa:
si vas a comer sapoara no la comas con cabeza
Me la comí, que atrocidad
puse la torta por mi necedad.

Los versos hacen mención a que, el hombre que come este pescado del Orinoco (entero, con cabeza) queda prendado de la mujer que se lo sirve. Quizás sea por esto, que la primera Miss Venezuela (allá por el año 1.952) era guayanesa. Y de la zona deltana de Guayana (de San Tomé, para ser más precisos) era la venezolana que, en 1.955, en el Hotel Tamanaco de Caracas, fue elegida por aclamación popular (por no poder los jueces ponerse de acuerdo para romper un empate de puntos) como Señorita Venezuela. Ese mismo año, se traería la corona del Miss Mundo para nuestro país. Carmen Susana Duijm Zubillaga, una criolla con plumas de pavo real (su padre era un holandés que trabajaba en las petroleras) cautivó, no sólo por su belleza nativa, sino por ese aire místico que tenía (las plumas del pavo) y que nos recordaba a las mujeres de la India. Cualidad ésta, que tan buen provecho ha sabido sacarle nuestra MARIANNEXTREME, cada vez que ve al afortunado de Giovanni, allá en el centro de comunicaciones en Valencia.

Pero la magia no termina en el embrujo de sus mujeres. Guayana ha sido, desde siempre, una tierra llena de cuentos mágicos sobre riquezas fáciles, que invitaban al codicioso forastero a buscar, en su intrincada selva, el tan deseado Dorado. Guayana fue pues, punto de referencia para el hombre ambicioso y de frágil moral. Hasta el dudoso honor de haber recibido la visita del corsario Sir Francis Drake ha tenido Guayana.

Esta condición, de gente ávida de dinero fácil, fue aprovechada, desde mediados de los 80 y hasta bien entrados los 90, por un vendedor de mostrador de una casa de mangueras hidráulicas. Nunca se supo cómo, pero este señor empezó a pedir dinero prestado y devolviendo el mismo con el pago porcentual de intereses iguales a los bancarios. Pero con la diferencia de que el porcentaje de rendimiento era mensual y no anual. Es decir, cuando los bancos ofrecían un pago del 10% anual (por dar un ejemplo) el ofrecía el pago del 10% mensual (120% anual). Se anunciaba en la prensa nacional pidiendo dinero prestado (en las condiciones antes citadas) y ofrecía como garantía terrenos o bienhechurías que valían el triple de lo solicitado.

La Asociación Bancaría llegó a denunciar esta situación hasta en la prensa nacional. Pero no había nada que hacer, el hombre cumplía. ¿De dónde salió el dinero necesario para comenzar esta actividad de usura al revés? Nunca se supo. Se llegó a hablar de lavado de dinero. El caso es que, poco a poco, la población de Ciudad Guayana oyó hablar del Sr. Manuel Mendoza Ancheta, quien devolvía el dinero con unos intereses que nadie podía entender. Tú colocabas tu dinero con este señor y él te alentaba a que le trajeras más gente. A cambio te ofrecía un porcentaje mayor al que pagaba a los “inversores” simples. Tú salías corriendo y convencías a quien fuera: tus hermanos, tu cuñado, tus tios, tus papás, el vecino, el compadre, la querida, etc.

A quien no tocase su dinero y lo reinvirtiese (retirando sólo los intereses) este señor le hacía un pago a un porcentaje preferencial. La situación llegó a tomar visos tales, que la gente vendía el carro e hipotecaba la casa con el banco, con tal de colocar el dinero con este señor y tocarlo lo menos posible, para que engordase como un cochino. Pero llegó el día en que la dinámica que regía éste nunca explicado (y que nadie se preocupó en saber) negocio de las solicitudes de préstamos del señor Mendoza, empezó a presentar mora en los pagos de los compromisos contraídos. Cuando la gente se vino a dar cuenta, este señor se había ido, dejando sola a su mujer con un cassette en donde él les pedía a los “inversionistas” serenidad. Que él, ya volvía. Y dado que la esperanza es lo último que se pierde, hubo gente que, meses después, aseguraba que el hombre iba a volver a pagar y seguir con su extraña “firma inversora” registrada (porque estaba registrada) como GUMI (GUayana Money International). Nombre que llamaba la atención, y movía a confusión, pues la empresa en donde trabajaba este señor, se llama GUMIS.

A cuántos estafó y por qué monto, fue algo imposible de calcular. Recuerdo que la suma más conservadora que se citó en la prensa, fue de 26.000 millones de bolívares de aquel entonces. Solicitado por la INTERPOL, a este señor se lo tragó la tierra. Me lo imagino en Hawai o Tahití y no saben la envidia que me da. ¡Si hasta se deshizo de la cuaima!

Y si de estafas comunitarias se trata, Guayana no es la única. Recuerdo que, por allá, por mediados de los 70, se puso de moda en Caracas, un sistema para hacerse con dinero de incautos, llamado la pirámide. La verdad que no duró mucho, pero si cayeron varios ingenuos. Se trataba de una persona que se convertía en el vértice de la pirámide, convidando a 2 personas a formar parte de lo que en realidad era un triángulo. Cada una de estas 2 personas, tenía a su vez que buscar otras 2 personas. La situación se repetía hasta que la base del triángulo estaba conformada por unas 16 ó 32 personas. En ese momento, todos aportaban una suma de dinero que (no recuerdo si en parte o en su totalidad) iba a parar a manos de la persona que ocupaba el vértice. El afortunado se retiraba de lo más contento y, en este punto, la pirámide se dividía en 2, quedando cada una de las personas, que originalmente ocupaban el segundo puesto, como vértices de 2 nuevas pirámides más pequeñas. Pirámides estas que, necesariamente, debían reclutar más gente para conformar las dimensiones de la “pirámide” original. No estoy seguro, pero decían que este timo venía de la Argentina y que allí se le conocía como “la bicicleta”.

El aburrido lector se preguntará a estas alturas: ¿y para piropear a MARIANNEXTREME inventó el KBULLA toda esta perorata? Uy, ¿se notó? JAJA. Pues no. El motivo es otro.

Paseando por la web, me he encontrado con un lugar en donde se invita a los internautas a formar parte de un grupo de personas que aportan una cuota de dinero, para poder aspirar a recibir ayuda económica en el futuro. Aunque suene contradictorio eso de que, si necesitas dinero, empieza por aportarlo tú, es el tema que este extraño portal expone.

El planteamiento es similar a ese de la adquisición de un automóvil por lista de solicitantes. Te anotas, haces tu aporte mensual y cuando en la lista haya tantas personas que, sus aportes permitan la compra de un carro, pues dicho carro es asignado (con reserva de dominio) al primero de la lista. Siguen las aportaciones, con el reclutamiento de nuevos interesados y la operación se repite. La idea es que ud. cuente con su carro mucho antes de que haya realizado todos los abonos correspondientes al valor del vehículo. El problema es que no todo el mundo gusta o confía en ese método, ni todo el mundo anda buscando carro. Llega un momento en que la dinámica se tranca. Y ahí empiezan los lamentos y los dolores de cabeza.

Yo le sugiero a la gente, que sean críticos (y no emocionales) a la hora de proceder al respecto. ¿Quién es esa gente? ¿Por qué no aparece el nombre de ninguna persona? ¿Por qué no parece una foto de alguien? ¿Por qué no aparece alguna dirección de domicilio, un teléfono, un celular?¿Cuentan con Registro de Comercio debidamente notariado? ¿Dónde está el RIF (Registro de Información Fiscal) o el NIT (Número de Información Tributaria)? ¿Es una ONG? Eso no la exime de los requisitos de ley antes mencionados. Y, en todo caso ¿dónde, y quién, le confirió tal designación? Sus promociones para captación de abonados, ¿han sido autorizadas por el INDECU (Instituto Nacional par la Defensa y Educación del Consumidor y Usuario)?

Si todas estas preguntas cuentan con una respuesta coherente, pues no hay nada que temer. Simplemente, han enfocado mal el servicio que ofrecen y están a tiempo de modificar y reforzar la información del portal. Pero, si las respuestas resultan vagas: ¡Guillo, que hay mucho pillo!

Que no les pase como al señor aquel, que fue muy preocupado al pediatra y le dijo:

-Doctor, mi hijo acaba de cumplir 3 meses y aún no abre los ojos.

El pediatra revisó al niño con esmerado celo profesional (tipo DR. PEDROSO). Y luego de una serie de pruebas, fue y le dijo al atribulado padre:

-Amigo mío, el que tiene que abrir los ojos es usted. Este niño es chino.