¿Y QUÉ NOMBRE LE PONDREMOS?
A pesar de sus raíces católicas, provenientes del proceso de catequización instaurado por Fray BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, en Venezuela la imposición del nombre en la pila bautismal de acuerdo al Santoral Católico cada día cuenta con menos adeptos. No sólo se trata de que en muchos casos se opte por bautizar al niño con un nombre indígena o autóctono (situación 100% comprensible) sino que son muchas las ocasiones en que la transculturización que trae el achicameinto de la aldea global, se refleja en la creatividad con que los progenitores colocan el nombre de pila de sus retoños.
Y dentro de esa inventiva de crear nombres singulares para inmortalizar en la pila bautismal, quizás sean los maracuchos, los mayores cultores de esa modalidad que cada día cobra mayor auge. Usted se encontrará con un maracucho que con toda tranquilidad le dirá que su retoño se llama Demóstenes, Temistocles, Pompeyo, Ptolomeo, u Homero. Cuando no, le dirá que su nombre es Elvis Presley, Mick Jagger, Elton John, Sahkira o La Toja (bien sea gramaticalmente bien escritos o en su forma onomatopéyica) simplemente porque alguno de sus progenitores sintió admiración por alguna de las estrellas del voudevil que estaba de moda en el momento de su nacimiento. Más extraño aún, son los nombres que resultan de la mezcla del de los progenitores. Así, algo tan simple como que el padre se llame José y la madre María, puede conllevar a que el hijo se llame Joma.
Un caso singular que recuerdo y que en su momento fue motivo de un pequeño espacio en los noticieros al estilo de Radio Rumbos, ocurrió en 1971. El hipismo venezolano estaba en el cenit de su gloria. Un caballo adquirido en los EEUU y bautizado aquí con el nombre de CAÑONERO II, fue llevado a participar en el gran evento de la triple corona de la hípica estadounidense. Entrenado por Juan Arias y montado por “el monstruo” Gustavo Ávila, CAÑONERO ganaría el Derby de Kentucky y el Preakness Stakes de Maryland. Finalmente, ocuparía el 4° lugar en el Belmont Stakes en Nueva York, después de mantenerse gallardamente en la punta por más de 2.000 metros. Aquí en Venezuela seguíamos la carrera transportados por la voz de Alí Khan (Virgilio Decán) quien finalizó la narración de los 2 primeros triunfos del pura sangre gritando: ¡CAÑONERO para todo el mundo!
Pues bien, a los pocos días citaba el noticiero de Radio Rumbos que, contagiado por la efervescencia del momento, un parroquiano había acudido a la prefectura a reconocer a su hijo. Cuando se le preguntó por el nombre del niño, el orgulloso padre respondió que el niño se llamaba Cañonero. El prefecto, que tal parece que no era maracucho, se negó a extender la partida de nacimiento, pues dijo que ese no era un nombre para una persona. El noticiero informaba que el padre de la criatura se mantuvo en sus trece y al no lograr que se aceptase su proposición, se retiró del recinto muy contrariado, al tiempo que gritaba ¡Cañonero para todo el mundo!
Verdad o mentira, el hecho es que tal noticia fue recibida de muy buena gana por el dicharachero pueblo venezolano y fue comentario obligado (y blanco de chistes) durante varios días. Y es que si hay algo que parece que el venezolano jamás perderá, es su capacidad para reírse de los altibajos de la vida y crear los más ingeniosos chistes ante cualquier situación. En estos días, terminada la comida y manejando de regreso al trabajo, iba oyendo a KIKO en su programa radial del mediodía. En un momento dado, KIKO dijo que acababa de recibir un mensaje de texto, el cual procedió a citar:
-Una niña nacerá el 3 de diciembre, y se deberá esperar a que finalicen los comicios electorales de ese día para ver cómo se llamará. De llegar a ganar El Conde, la niña debería llamarse MILAGROS. De ganar Rosales, ESPERANZA. Y de resultar reelecto Chávez, pues SOCORRO.
Otro chiste político que me llegó, esta vez por mail, señalaba que a Chávez en realidad no le preocupaba que el atril de la ONU (del cual acababa de retirarse Bush) oliese a azufre. Lo que lo tenía molesto, era que por los pasillos de Miraflores se respiraba aroma de “rosales”.
Una simple muestra de como el buen humor no necesita ser ofensivo (o apelar a la vulgaridad y la vejación) para robarnos una sana sonrisa.
Y dentro de esa inventiva de crear nombres singulares para inmortalizar en la pila bautismal, quizás sean los maracuchos, los mayores cultores de esa modalidad que cada día cobra mayor auge. Usted se encontrará con un maracucho que con toda tranquilidad le dirá que su retoño se llama Demóstenes, Temistocles, Pompeyo, Ptolomeo, u Homero. Cuando no, le dirá que su nombre es Elvis Presley, Mick Jagger, Elton John, Sahkira o La Toja (bien sea gramaticalmente bien escritos o en su forma onomatopéyica) simplemente porque alguno de sus progenitores sintió admiración por alguna de las estrellas del voudevil que estaba de moda en el momento de su nacimiento. Más extraño aún, son los nombres que resultan de la mezcla del de los progenitores. Así, algo tan simple como que el padre se llame José y la madre María, puede conllevar a que el hijo se llame Joma.
Un caso singular que recuerdo y que en su momento fue motivo de un pequeño espacio en los noticieros al estilo de Radio Rumbos, ocurrió en 1971. El hipismo venezolano estaba en el cenit de su gloria. Un caballo adquirido en los EEUU y bautizado aquí con el nombre de CAÑONERO II, fue llevado a participar en el gran evento de la triple corona de la hípica estadounidense. Entrenado por Juan Arias y montado por “el monstruo” Gustavo Ávila, CAÑONERO ganaría el Derby de Kentucky y el Preakness Stakes de Maryland. Finalmente, ocuparía el 4° lugar en el Belmont Stakes en Nueva York, después de mantenerse gallardamente en la punta por más de 2.000 metros. Aquí en Venezuela seguíamos la carrera transportados por la voz de Alí Khan (Virgilio Decán) quien finalizó la narración de los 2 primeros triunfos del pura sangre gritando: ¡CAÑONERO para todo el mundo!
Pues bien, a los pocos días citaba el noticiero de Radio Rumbos que, contagiado por la efervescencia del momento, un parroquiano había acudido a la prefectura a reconocer a su hijo. Cuando se le preguntó por el nombre del niño, el orgulloso padre respondió que el niño se llamaba Cañonero. El prefecto, que tal parece que no era maracucho, se negó a extender la partida de nacimiento, pues dijo que ese no era un nombre para una persona. El noticiero informaba que el padre de la criatura se mantuvo en sus trece y al no lograr que se aceptase su proposición, se retiró del recinto muy contrariado, al tiempo que gritaba ¡Cañonero para todo el mundo!
Verdad o mentira, el hecho es que tal noticia fue recibida de muy buena gana por el dicharachero pueblo venezolano y fue comentario obligado (y blanco de chistes) durante varios días. Y es que si hay algo que parece que el venezolano jamás perderá, es su capacidad para reírse de los altibajos de la vida y crear los más ingeniosos chistes ante cualquier situación. En estos días, terminada la comida y manejando de regreso al trabajo, iba oyendo a KIKO en su programa radial del mediodía. En un momento dado, KIKO dijo que acababa de recibir un mensaje de texto, el cual procedió a citar:
-Una niña nacerá el 3 de diciembre, y se deberá esperar a que finalicen los comicios electorales de ese día para ver cómo se llamará. De llegar a ganar El Conde, la niña debería llamarse MILAGROS. De ganar Rosales, ESPERANZA. Y de resultar reelecto Chávez, pues SOCORRO.
Otro chiste político que me llegó, esta vez por mail, señalaba que a Chávez en realidad no le preocupaba que el atril de la ONU (del cual acababa de retirarse Bush) oliese a azufre. Lo que lo tenía molesto, era que por los pasillos de Miraflores se respiraba aroma de “rosales”.
Una simple muestra de como el buen humor no necesita ser ofensivo (o apelar a la vulgaridad y la vejación) para robarnos una sana sonrisa.
HUMOR - CHISTES POLÍTICOS - ONOMÁSTICO - ELECCIONES VENEZOLANAS - VENEZUELA
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1 COMENTARIOS:
Realmente es así, me causó mucha gracia e inmediatamente me recordé de una amiga maracucha y sus familiares:
"Yosmaira", "Yasmiris", "Yosmairis" (por Yosmaira y Yasmiris),
"Yosalex" (por Yosmaira y Alexander), "Yasmira"
Pero peor aún fue la época en la que salieron los zapatos deportivos "Nike Air" que se hicieron famosos con el deportista de la NBA Michael Jordan; hubo un frenesí entre las y los jovenes padres caraqueños amantes del basket ball los cuales pusieros de moda el nombre "Jornaiker" y "Jornaykeir" (este último para las niñas).
Así Mismo encontramos una grán variedad de nombres creados a partir de palabras o frases del inglés como "Kissy", "Ever" ... o derivados del auge del Internet como "Mailto". Los venezolanos tenemos bastante inventiva ;D
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