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Monsieur l'abbé, detesto lo que escribe, pero daría mi vida para hacer posible que Ud. continúe escribiendo. (Carta de Voltaire a M. le Riche. Febrero 6 de 1.770)


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Ciudad Guayana, jueves, 20 de noviembre de 2008

¿VALE LA PENA VOTAR?


Hay un chiste que, dentro de su ocurrencia, encierra una condena moral cada vez más generalizada. Un amigo, maravillado por la capacidad de análisis, síntesis y oratoria de un compañero, va y le pregunta: - ¿Y no has pensado en abrazar la carrera política?

A lo que el amigo interrogado responde: -No. A mí siempre me ha gustado trabajar.

Ésta, y expresiones como : la política es el negocio de los sin oficios , o a mí no me interesa la política, forman ya parte de muchos de los argumentos que el ciudadano común expresa cuando le tocan el tema de la política. Este manifiesto rechazo del hombre de la calle no es más que el producto del desencantado por el consuetudinario engaño del que ha sido víctima por el incumplimiento de las promesas realizadas en forma alegre (demagogia) por aquellos personajes de la vida pública que todos identificamos con la palabra político.

Pero, ¿es posible que el ser humano pueda asegurar que es ajeno al acontecer político y que su vida seguirá el mismo discurrir, no importa cuál sea la estructura económica-jurídico-social-religiosa en que le toque vivir? La realidad es que no. Ya Aristóteles en su ensayo sobre la política hacía mención al carácter gregario del ser humano y su capacidad de expresar sus sentimientos, deseos y ambiciones a través de la voz. La aldea, la comuna, la ciudad, no eran más que estructuras que se formaban como consecuencia de la interacción de los diferentes miembros que hacían vida dentro de esas agrupaciones y de las posiciones de poder , sumisión o servidumbre que se produjese entre sus miembros. Aristóteles llama a estas estructuras Polis y la define como la quintaesencia del modelo de vida ideal del hombre civilizado. El pretender vivir fuera de la Polis era infrahumano. Porque antes que entender a la Polis como una extensión territorial, Aristóteles ve a la Polis como una relación de bienestar en que se integran en forma armónica, bajo un marco de administración de justicia, los intereses del ser humano como individuo y los del Estado, como el aglomerante y administrador de los intereses públicos. Es de ahí de donde se deriva la palabra política.

Para el hombre moderno la política es el mecanismo por el cual el ciudadano común busca tener acceso a los bienes y servicios públicos a través de la representación de la figura de los líderes sociales; líderes estos, que todos identificamos simplemente como políticos . Para que el líder (el político) pueda cumplir con tal objetivo, se hace necesaria la construcción de una estructura ideológica a través de la cual se fijan las reglas y restricciones que le permitan acceder al poder y desde la cual se pueda repartir, en forma justa y equitativa, tales bienes públicos. Esa estructura es lo que conocemos como las instituciones o partidos políticos.

¿Cuáles son esos bienes y servicios públicos que el ciudadano esperar recibir de sus líderes representantes? Pues son todos aquellos a los que tenemos derecho los ciudadanos de un país. Entre los mismos se puede citar:

-Educación (Sistema Escolar).
-Servicio de Salud (Atención médica, seguridad social).
-Seguridad Ciudadana (Vigilancia policial).
-Orden Social (Relación política de mando y obediencia para una convivencia armónica).
-Justica (Tribunales y sus jueces).
-Paz (no beligerancia y objetores de conciencia)
-Defensa (Servicio militar o profesionalización de las fuerzas).
-Protección Ambiental (administración de los recursos no renovables).
-Nacionalidad (identificación social).
-Patriotismo (orgullo nacional).
-Infraestructura pública (vías de comunicación, acueductos, aguas servidas, edificios públicos, etc.).
-Redistribución de la riqueza (Política impositiva).
-Alternancia en el poder (Pluralidad política, Sistema Electoral).
-Crecimiento económico (garantías económicas)
-Propiedad privada (Administración y disposición de bienes personales).
-Tránsito libre en el territorio nacional.
-Derecho a viajar al exterior y a regresar.
-Derecho a la información.
-Derecho al trabajo.
-Derecho a la huelga.
-Derecho a la asociación sindical.
-Derecho a la reunión.
-Derecho a la libertad de culto (pluralidad religiosa).

¿Cómo se garantiza que el ciudadano común pueda tener acceso a estos y otros bienes públicos? Pues a través de la participación ciudadana. En aquellas sociedades en la que los líderes y las decisiones que ellos toman son el resultado de una participación tímida (escasa) de los ciudadanos, mayor es la probabilidad de que las acciones tomadas por los líderes elegidos tiendan a favorecer intereses privados o intereses públicos de pequeños grupos, contraviniendo el espíritu de la democracia, cuyo sistema busca la satisfacción del mayor número de personas posibles. ¿Y cómo participa el ciudadano? Pues a través del mecanismo del voto. En la medida en que los gobernantes sean elegidos por el mayor número de ciudadanos, mayor será la presión que estos electores podrán ejercer para que el líder se vea obligado a tomar decisiones colectivas que sean vinculantes a esa mayoría electora y no a una aristocracia u oligarquía.

Es importante entonces entender que, dependiendo de la ideología política del gobernante de turno, el acceso a los bienes públicos puede estar limitado, restringido o hasta prohibido. Es por eso que el hombre común no puede definirse a sí mismo como apolítico, pues está negando su inclusión y participación del disfrute o no de esos bienes públicos. Sirvas citar por ejemplo que en el presente gobierno se han modificado los símbolos patrios, se ha retrasado la hora nacional del país y hasta se intentó restringir y limitar el nombre que podíamos dar a nuestros hijos, a través de la promulgación de una ley de vida breve, y todo ello sin que los ciudadanos del país pudiesen participar o dar su opinión al respecto. Otros cambios realizados a la democracia venezolana, como producto de la nueva ideología del grupo político dominante, lo constituye la eliminación del sistema bicameral en el Congreso, la extensión del período presidencial de 5 a 6 años y la posibilidad de reelección inmediata del presidente. Y si bien estas modificaciones forman parte de un llamado electoral para aprobar la creación de una Asamblea Popular, la realidad es que el porcentaje abstencionista fue lo suficientemente grande como para entender que el resultado de dichas elecciones no representan ni satisfacen al mayor número de personas de la población venezolana.

Viendo todo esto, se puede concluir que la participación del ciudadano más que un derecho, más que un deber, resulta una obligación. ¿Cómo si no, decirle el día de mañana a nuestros nietos que el mundo en que ellos viven, el mundo que les hemos dejado como herencia, no es responsabilidad nuestra, pues nosotros no llegamos a participar (no tuvimos ni voz ni voto) en las decisiones trascendentales para el futuro del país? ¿Cómo explicarles que preferimos dejar al libre albedrío la calidad del país en que vinieron al mundo, antes que intentar enderezar o influir en su rumbo?

Y si el argumento es que los políticos no son más que un atajo de mentirosos, manipuladores, oportunistas, corruptos, ladrones y un largo etcétera de amoralidad y de ausencia de principios y valores, creo que bien vale la pena traer a colación al filósofo escocés DAVID HUME, quien al inicio de su exposición (en 1741) sobre DE LA INDEPENDENCIA DEL PARLAMENTO (Pag. 388) dijo:

“…al elaborar un sistema de gobierno y fijar los diversos contrapesos y cautelas de la constitución, debe suponerse que todo hombre es un bellaco y no tiene otro fin en sus actos que el interés personal. Mediante este interés hemos de gobernarlo, y con él como instrumento obligatorio, a pesar de su insaciable avaricia y ambición, a contribuir al bien público”.



FUENTES-.

-MAURICE, Duverger. INSTITUCIONES POLÍTICAS Y DERECHO CONSTITUCIONAL.
Editorial ARIEL, España (1988).

-COLOMER M., Josep. INSTITUCIONES POLÍTICAS.
Editorial ARIEL, España (2001).

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-ELECCIONES REGIONALES 2008 - - - - -

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